Monday, March 30, 2009

La otra Santa Fortunata

La otra Santa Fortunata

Por Jeffrey M. Kihien-Palza

No creo que en el año 1796 el Padre Fray Tadeo Ocampo imaginara que la humanidad llegaría a desarrollar una biblioteca virtual, y que todos los seres humanos del mundo pudiesen algún día estar conectados e intercambiar información por la Internet. Gracias a este invento pude comprobar una hipótesis que escuche cuando era niño de boca de otros moqueguanos adultos, que con cierto grado de temor murmuraban sobre la otra Santa Fortunata en algún lugar de Italia, y que la nuestra podría ser una impostora.

La página www.santafortunata.org contiene información sobre Santa Fortunata, cuyos restos son venerados en Baucina, Italia. No hay menor duda de que existe una Santa Fortunata canonizada por el Vaticano, y que gracias a la fe que los feligreses tienen en ella, muchos milagros han sido concedidos. La duda es donde descansa su verdadero cuerpo de humana en Moquegua, Perú o Baucina, Italia.

Según la historia de Moquegua, Jaime Severine canónigo de la Iglesia San Marco de Roma, donó el cuerpo al Padre Tadeo Ocampo, y este, después de un viaje por mar de dos años arribó con la Santa a la villa de Moquegua. Imagino el alboroto de la feligresía en Moquegua con la llegada de una Santa Palestina (hoy Israel), traída desde la mismísima Roma. Como siempre los moqueguanos extravagantes y excéntricos, imagínense, comprarse una Santa en Roma y traerla a una remota villa productora de vinos en el nuevo mundo. Los documentos del traslado del cuerpo tienen que estar registrados en algún lugar, tiene que haber una declaración de carga, aduana, impuestos y permisos.

Y la Iglesia Católica, eficiente corporación global, siempre buscando nuevos mercados y productos que vender. Recuerden que la Iglesia Católica por un buen periodo de tiempo vendió certificados oficiales, firmados por el mismísimo Papa que lo liberaban a uno de todos los pecados cometidos, certificado que aseguraba al portador un lugar en el cielo. El documento, analizado legalmente, era un titulo de propiedad por una porción del cielo, ni más ni menos. La Iglesia Católica también decidía quien tenia la condición de humana y quien no. Por suerte el Vaticano decidió que los indios de las colonias españolas tenían alma, lo que los convertía en humanos, y los humanos tenemos derechos. Esa simple decisión eclesial los salvo del extermino, de no haber sido por el Papa, el que escribe, autor de esta nota, parte indio, parte europeo y mestizo confeso y practicante, posiblemente no estaría en este mundo. Dios salve al Papa emisario de Dios. La historia fue diferente en las colonias inglesas de America del Norte. Allí la autoridad del Vaticano no era reconocida, y los colonos protestantes simplemente eliminaron a todos los nativos porque no eran humanos, no tenían alma. Sin embargo, el Vaticano se demoro muchos siglos en otorgarle la condición humana a los negros. “La verdad los hará libres,” dice la sagrada Biblia.

Volviendo al tema que nos interesa, propondría una prueba de ADN a Fortunata. Su código genético tiene que ser de Palestino, esa prueba sencilla otorgaría evidencias sobre la autenticidad de los restos, eso para empezar, y luego el obispo de Tacna y Moquegua tiene que enviar una carta de demanda al Vaticano requiriéndole que excomulgue a todos los creyentes de Santa Fortunata en Italia porque la de ellos es impostora, y además están infringiendo los derechos de propiedad de la Santa Fortunata de Moquegua, la real y milagrosa Santa.

2 comments:

monich said...

Hola, tu post me parece muy interesante. Quien te escribe es periodista de Frecuencia Latina y estoy realizando un reportaje al respecto. Me encantarìa que me escribas si tienes mayores datos sobre esta controversia de las dos Santas.

Mi correo es monicacepeda@gmail.com

Atte,

Monica

Marco said...

Ví la nota que hicieron en Reporte Semanal de Frecuencia Latina y me quedé asombrado por la noticia. Sabía que el cuerpo incorrupto de Santa Fortunata era venerado en Moquegua pero no sabía que también era venerado otro cuerpo de la santa en la localidad italiana de Baucina. Espero que el obispo de Tacna y Moquegua se pronuncie al respecto sobre este asunto y pida la intervención del Vaticano, pues al márgen de la devoción, no se puede estar afirmando ver el cuerpo de la santa en dos lugares distintos.