Tuesday, October 2, 2007

Formula Para la Reforma del Estado

FORMULA PARA LA REFORMA DEL ESTADO


Jeffrey M. Kihien-Palza
Abogado


Fue precisamente el peruano Hernando de Soto, en su libro El Otro Sendero el que realizó el estudio sobre los costos económicos y sociales que las burocracias estatales y municipales imponen a los ciudadanos peruanos, fenómeno que se repite en todos los países en vías de desarrollo, e incluso en algunas ciudades de países desarrollados.
El libro fue un best seller mundial y por ese motivo, el presidente Alan Garcia durante su primer gobierno entre los años 1985-1990, celebró con mucha pompa un convenio con el Instituto Libertad y Democracia fundado y dirigido justamente por el Dr. De Soto, para que ayudara al estado peruano a mejorar y de alguna forma volver mas ágil la engorrosa administración publica. En esos años yo todavía estaba en la edad de la inocencia, observando como el Perú era destruido por políticos comunistas retrógrados y terroristas, y creí que ese convenio, esa rimbombante ley de Simplificación Administrativa me ahorraría colas, colerones y dinero. Preciosa ley escrita, que eliminaba la presentación de documentos originales y fotos para realizar trámites y solicitar trabajo, y que supuestamente impulsaría la creación de empresas y empleo. Desde aquella memorable fecha han transcurrido más de veinte años y la burocracia estatal no ha cambiado absolutamente nada, es un monstruo que nos persigue aun a los peruanos expatriados cuando visitamos las embajadas y consulados peruanos.
Y yo, con mi inocencia de adulto, pensé que el servicio diplomático peruano era una institución del primer mundo, con atención rápida, amable, barata y con capacidad para solucionar problemas. Choque con la cruda realidad de esa institución publica peruana, con la misma actitud frente al usuario y los mismos problemas administrativos, a pesar que sus funcionarios son gente muy preparada. Lo que me lleva a especular que el problema no es humano, porque ese mismo funcionario, estoy seguro, se desempeñaría mucho mejor en el sector privado, el problema es la institución estatal en si la cual no funciona, y a todas las personas que trabajan en el sector publico los cubre ese karma de “no trabajo mas porque no me pagan bien,” y la actitud de estar haciendo un favor al usuario contribuyente peruano.
Volviendo al tema de la simplificación administrativa, la mejor forma de hacerle frente a la engorrosa administración publica peruana es mediante “pelear sin pelear,” o simplemente ignorándola totalmente como hacen los empresarios informales y la mayoría de peruanos. ¿Por que esperar ciento cuarenta días por una licencia de funcionamiento, o una licencia de construcción, y exponerme a maltratos, burlas y coimas si lo único que quiero es trabajar, pero el estado no me lo permite? El estado intenta oprimirme por medio de su burocracia, obligándome a pedirle permiso para mejorar mi situación personal. En pocas palabras es un asunto de libertad, libertad para mejorar y crear riqueza.
Sin embargo, la burocracia estatal justifica su razón de ser argumentando que “tienen que controlar las actividades comerciales,” pero ¿por que tienen que controlar las actividades comerciales? Ese es un asunto privado, y si me dicen que bajo ese supuesto de libertad personal cualquier persona podría abrir un grifo, cantina y burdel al costado de mi casa, eso no es cierto porque yo no lo permitiría, pero el Estado si porque ellos son los que deciden quien tiene la licencia y quien no, y mi opinión no vale para nada.
Otro aspecto negativo de las burocracias estatales es el daño psicológico que ocasiona a los usuarios. Muchos inmigrantes latinos en los Estados Unidos tienen miedo a las instituciones de gobierno, porque creen que serán igual de engorrosos y problemáticos que en sus países de origen. Imaginan que para obtener una licencia es necesario presentar una montaña de papeles, y después esperar a que le pidan más. Sin embargo en algunos países del primer mundo los trámites para obtener una licencia toman algunas horas, e inclusive se pueden realizar por Internet. Por ejemplo se puede fundar una empresa en Delaware-Estados Unidos y realizar todos los trámites por Internet y en menos de una hora.

Y habiendo experimentado la buena voluntad del presidente Garcia y su ingenuidad, al intentar reformar el Estado peruano por decreto y desde arriba, tengo que concluir diciendo que eso no funciona, y siempre tiene efectos contrarios a los que se intentaba obtener. La única forma de agilizar los engorrosos tramites burocráticos, y los sobrecostos económicos que las burocracias arrastran es otorgando libertad al ciudadano, liberándolo de los controles estatales. El primer paso, y el más simple es promulgando la siguiente ley:

1. Desde la publicación de la presente norma en el Diario Oficial El Peruano, el número del Registro Único del Contribuyente-RUC- será el único requisito para inscribir una empresa en los Registros Públicos, asimismo la sola inscripción le otorga la libertad para la apertura locales comerciales y oficinas.
2. Los locales comerciales tienen que cumplir estrictamente con las ordenanzas municipales, y las licencias de funcionamiento tienen que ser solicitadas dentro de los cinco días hábiles después de la apertura del local. En caso la municipalidad no rechace la solicitud de funcionamiento, esta se considerara por otorgada, y el solicitante tiene que colocar la solicitud presentada en lugar visible a todos los usuarios.
3. Las minutas de constitución de empresa no necesitan firma del notario. El fedatario en la Oficina de Registros públicos protocolizara la inscripción.
4. La inscripción en la SUNAT y los Registros Públicos son el único requisito para desarrollar actividades comerciales y afines en el territorio peruano.

Además de lo practico y aplicable de esta ley, nos ahorrara a los peruanos mucho dinero, porque en la practica significa reducción de la costosa burocracia, la cual es financiada por los altísimos impuestos que todos los peruanos estamos obligados a pagar al estado.

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